DIRECTOR DE REDACCION: MATIAS BOUCHET
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viernes, 28 de octubre de 2011

Columna de opinión: Los Pero(nista)s de la historia

Durante el día haciendo zapping por los diferentes medios de comunicación, desde radios hasta redes sociales, y al ver los diferentes homenajes y palabras que dedicaban al ex-presidente Néstor Kirchner a un año de su fallecimiento, me preguntaba ¿Qué tenía aquel hombre tan amado por unos y odiados por otros? ¿Qué era lo que generaba tanto rechazo y adhesión a la vez? Una cuestión similar se da con la actual mandataria del país, su esposa Cristina Fernández de Kirchner, quien también genera algo semejante en la sociedad, pero con una diferencia de raíz, que caracteriza a gran parte de la sociedad, me refiero al alto grado de discriminación hacia la figura femenina (machismo) que existe.

A medida que fui avanzando en este análisis me di cuenta que el odio y la adhesión no era hacia la persona en sí, sino a su historia política, a su origen y a sus ideales, al peronismo, a ese que causan los mismos sentimientos en los ciudadanos. Aquel peronismo de Eva Duarte y Juan Domingo Perón, que llevó a grandes sectores de la sociedad al punto de celebrar sus muertes, como sucedió con Kirchner. El peronismo es un movimiento que no genera sentimientos medios, o estas de un lado o estás del otro. Alguien podría decir que todos los partidos políticos y los políticos generan lo mismo, a la historia reciente me remito, a Raúl Alfonsín, con todos sus aciertos y todos sus errores nadie se atrevería a difamarlo, hay un mutuo respeto de todos los sectores sociales, como sucede con Hipólito Irigoyen, por nombrar dos referentes de la UCR.
Con Carlos Saúl Menen las controversias no fueron más que políticas, cuando ya no estaba más en el poder y después de haber dejado un Estado desbastado, las criticas siguieron siendo las mismas. Que por otro lado a cualquier persona que ejerza el poder legítimamente los cuestionamientos no deberían ser más que estos, cuestionamientos políticos. Algunos dirán que Menen era peronista con lo cual no coincido porque habría que remontarse a la historia para ver cómo fueron las políticas de Perón y así trazar un paralelismo entre ambos. Tal vez a quien si hubo un cuestionamiento un tanto más fuerte hacia su persona fue a Fernando De La Rua, claro que este caso necesitaría una columna de análisis aparte.
Sin embargo a los últimos gobiernos verdaderamente peronistas, la crítica no ha sido solamente por sus políticas de gobierno, sino que hay una descredito a la persona, desde aquel “viva el cáncer” o “la prostituta” (por ser sutil con el vocabulario) cuando se referían a Eva Duarte, hasta palabras similares hoy para Cristina Fernández, o “el muerto no está en el cajón”, al referirse a Kirchner.  Pero lo paradójico del odio al peronismo/kirchnerismo es la facilidad con la que los distintos sectores los tratan de confrontativos o crispados.
La base de toda sociedad democrática debería ser la tolerancia, pero si de uno u otro sector político existen agresiones cruzadas la cuestión comienza a corromperse. Cuando hablo de tolerancia en términos política no lo hago en un sentido ético (de si me gusta o no) ni tampoco de consenso (que sería un tema de análisis aparte), sino simplemente de discutir ideas con argumentos y no con descalificaciones. 

por: Matias Bouchet