DIRECTOR DE REDACCION: MATIAS BOUCHET
REALIZADOR: EMILIO DE MELLO

domingo, 13 de noviembre de 2011

“Si Europa fuera Latinoamérica...”

 por Matias Bouchet.

“Si Europa fuera Latinoamérica”, hoy aquellos educadores, teóricos y medios de comunicación que durante siglos buscaron colonizar nuestro pensamiento, estarían bastardeando la forma de actuar. Los pensadores tanto de derecha como de izquierda, de cualquier parte del mundo (salvo raras excepciones), han trabajado nuestra cabeza de tal manera que todo lo que ellos hacen, teorizan y dicen es lo correcto. Aquella teoría del oprimido y opresor funciono desde siempre a la perfección. En una sociedad caracterizada por el mestizaje cultural es “imposible” que se puedan aplicar teorías de quienes no comprenden esta situación, pero para los colonizadores nada es “imposible”. Lo que si resulta inconcebible es que nosotros hayamos aceptado que nos colonicen nuestra manera de pensar sin poner la más mínima restricción.    
“Si Europa fuera Latinoamérica”, las críticas a las protestas serían fatales, el “populacho” estaría reclamando como siempre cosas inconcebibles. Pero como esta vez les toca a ellos vivir en carne propia el levantamiento del pueblo, la re-producción informativa habla de “indignados” que reclaman justamente, -ellos no son ocupas, ni usurpadores, ni piqueteros, ni nada por el estilo-, ellos simplemente se indignaron contra el sistema. Los medios de comunicación y los pensadores, los toman como ejemplo de resistencia, cuando que acá, en nuestra tierra, esto es una constante de la historia.  
Claro que es un reclamo justo, esto no se pone en duda, como sucedió de este lado del océano, sigue y seguirá sucediendo. Es el pueblo cansado de las injusticias sociales, cansado del todo para pocos y el nada para muchos, es un pueblo cansado de ese tipo políticas.  Latinoamérica ha vivido este tipo de crisis -siempre con diferencias, porque no somos una cultura global, como nos quieren hacer creer, somos una diversidad de culturas-, infinidad de veces. Pero hace algunos años aparecieron gobiernos que comenzaron a mirar las necesidades sociales -progresistas-, pusieron en la mesa la política por sobre la economía y los intereses del ciudadano por encima de los intereses sectoriales, los latinoamericanos entramos así en una estabilidad política/social importante y casi infrecuente. (A muchos no le agrada la distinción entre gobiernos de derecha e izquierda, dicen que todos son iguales, por eso voy hablar no de izquierda ni derecha, sino de políticas progresistas, que van en progreso de una sociedad más justa e igualitaria).
En Europa parecería “imposible” que esto suceda, en países como España se prestan el mando entre Rodríguez Zapateros (PSOE) y Mariano Rajoy (PP)  -quien seguramente será el ganador de las próximas elecciones-, entre dos partidos, que a pesar de sus descripciones, sola hace falta escuchar cual es el tema principal de sus debates -como por ejemplo qué hacer con los inmigrantes- para comprender sus ideologías. Otro claro ejemplo es Italia, donde un día llego el gran magnate, presidente de uno de los equipo de fútbol más ganadores de la historia -el Milán-, con sus grandes gestiones en empresas privadas y su fabulosa maquinaria mediática, que lo llevaron al poder. Así llegó Silvio Berlusconi (hasta hace algunas horas a ser presidente), con su “política empresarial”, a un país, que como en cualquier otro del mundo se debe gobernar con política. Y los “sudacas” sí que sabemos de empresarios en el poder.
En Europa, excepto aquellos países que tienen una moneda propia, como los escandinavos, o en cierta medida Inglaterra, Francia y Alemania -estos últimos dos manejan hoy el destino de la zona, tienen el euro en sus manos y tan solo con mover el pulgar varios países se pueden venir abajo-, la mayoría están sumergidos en una crisis política-social muy grande. De la cual seguro saldrán, pero lo triste será que nuevamente las consecuencias la sufrirá el pueblo (entendiendo a éste como la clase más vulnerable).
“Pero Latinoamérica ya no es Europa”, en cierta medida los principales países del cono sur han cortado el cordón, desde aquel No al ALCA y con la llegada de gobiernos progresistas, se ha logrado dar vuelta la página de opresión y dependencia. -Claro que en un mundo globalizado y con la enorme producción de materia prima que hay en Latinoamérica siempre se va a necesitar del consumo de los mercados extranjeros-. Lo destacable de este proceso y donde hay que poner mayor énfasis es en la unión que se produjo, principalmente entre los países sudamericanos, que es lo que nos lleva a tener hoy una estabilidad económica y social. En los peores momentos de Argentina cuando nadie nos prestaba ni una sola moneda por la inestabilidad que existía, fue Venezuela quien prestó su apoyo económico al país, de este tipo de unión es del cual hablo. De la unión del Mercosur, de la mediación entre latinoamericanos en momentos de conflicto y crisis, como aquella iniciada por Néstor Kirchner cuando las aguas estaban caldeadas entre Venezuela y Colombia, en un papel formidable encarado por la UNASUR. Con lo cual se logro destrabar un conflicto sin necesidad de acudir a una “inter-mediación papal”, como en los peores momentos de América del Sur, cuando los gobiernos de facto de Argentina con Rafael Videla y el de Chile con Augusto Pinochet quisieron iniciar una guerra. 
Por eso hablo de unión de latinoamericanos, no por sonar lindo, sino porque mucho han sufrido nuestros pueblos cuando nos dimos la espalda. El proceso iniciado en la última década es fabuloso, se mantiene una estabilidad como pocas veces vista. Claro que desde afuera, desde el pensamiento colonizado de “nuestros” medios de comunicación y de gran parte de la sociedad nos van a seguir atacando y buscando desestabilizar. Por eso, aquellos que comprenden la complejidad socio-cultural de Latinoamérica y que saben del sufrimiento de este pueblo, deben tirar para el mismo lado, de otro modo volveremos seguramente el tiempo atrás.
“Pero para que Latinoamérica no vuelva a ser Europa” no solo debemos tirar para el mismo lado sino que debemos tener los ojos bien abiertos. Hoy las grandes potencias están mirando hacia otro lado, interesados por la economía de medio oriente y sus recursos naturales. Pero que no quepan dudas que cuando logren sus objetivos volverán a girar la brújula para este lado, debemos trabajar para que esto no suceda, para no volver a convertirnos en el oprimido, en el caballito de batalla de aquellos que destruyeron nuestra cultura, nuestra economía y nos llevaron a sufrir una crisis socioeconómica como la del año 2001  en Argentina. “Hoy Latinoamérica ya no es Europa...”

sábado, 5 de noviembre de 2011

¿Qué quieren los argentinos?

por Emilio De Mello
Llevar adelante una vida donde cada vez que miro hacia el costado encuentro chicos comiendo de la basura, donde cada vez que paro en un semáforo se cuelgan de las ventanillas esas miradas tristes, esas caras sucias, esos pies descalzos sobre el asfalto frío en invierno y caliente en verano, esto me lleva a pensar qué quiero realmente… A partir de ahí me puse a pensar ¿qué queremos los argentinos? ¿Queremos seguir viviendo en estas condiciones? ¿Vamos a seguir haciendo como si no existieran?
Puedo seguir haciendo miles de preguntas y creo que  las respuestas más frecuentes serian “si las parejas que viven en situación de pobreza se cuidaran y no tuvieran tantos hijos seria más fácil…” o “que se pongan a trabajar en vez de tener hijos…”.
Las discusiones serían muchas, algunos se posicionarían a favor de los planes sociales otros en contra de los planes sociales, pero solo quedarían en discusiones porque… “SOMOS ARGENTINOS”; somos una raza que esta dispuesta a la confrontación, una raza que tiene muchas ideas pero necesitamos de gente que actúe por nosotros.
En esta última semana se viene discutiendo una ley muy polémica, la ley que permite que los abortos sean legales, y detrás de todo esto una larga cola de dichos… los que están “a favor de la vida, en contra de la ley del aborto” Y los que “están a favor de la ley”.
A favor de la vida en contra del aborto, es uno de los eslogan que se escuchan por los medios de comunicación, pero esto si lo desmenuzamos sería más o menos así.

  • A FAVOR DE LA VIDA (tomándose  la vida a partir de la gestación).
  • EN CONTRA DEL ABORTO (acción de aborto de un embarazo).


Muchas entidades que realizan encuestas y mediciones destacan a la Republica Argentina como el país con mayor índice de mortalidad materna a causa de los abortos, de 100 mujeres 82 mueren por  causa de un aborto mal hecho e ilegal, con esta cifra estamos en la sima de muertes de toda Latinoamérica, los números hablan por sí solos. Entonces que buscamos, más muertes de madres, más muertes de niños por hambre y enfermedades, más chicos viviendo en las calles, más y más. Y cada vez menos soluciones, porque aquellos que están en contra de la despenalización del aborto, también están en contra de la educación sexual y de los métodos anticonceptivos... Entonces ¿qué queremos los argentinos?

jueves, 3 de noviembre de 2011


Opinión:
“El Negro” pueblo 
Aquellas revoluciones burguesas, con madres que llevaban a sus hijos en brazos y trabajadores que ponían el cuerpo por una sociedad más justa e igualitaria, que tenían como principal reclamo “no morir de hambre”. Éstos fueron los primeros levantamientos del pueblo ante injusticias y abusos. El “populacho” siempre criticado por ser pobre e ignorante, se levanto una y otra vez para cambiar el rumbo. Las masas populares han sido las encargadas de buscar el cambio en sociedades manejadas por la elite, los ilustrados y todos aquellos que por tener un poco más se creían/creen dueños de todo.
Cuando los derechos y libertades que se reclaman afectan a toda la sociedad nadie se acuerda de ellos, pero cuando los reclamos corresponden a un determinado grupo, ya no es la sociedad quien reclama, sino “el negro de mierda”. La clase alta con sus enormes posibilidades de educación, nunca se preocupó más que porque el banco no se vaya a quedar con sus ahorros, en cambio “el negro” perjudicado por su escaso acceso a la educación o a un libro, era el que salía a la calle a reclamar por ellos y los demás.
Fue ese mismo negro al que el Estado comenzó a dejar al margen, sí al margen de las grandes autopistas, donde hoy se aglomeran enormes villas, que comenzaron aparecer nada más y nada menos que con la dictadura militar. Claro, había que embellecer al país, llegaba el mundial de fútbol y como mostrar al mundo que en Argentina había pobres y negros. Primera medida, echar a todos los inmigrantes “vuelvan a su país” (no, no se confunda, parecen ser un discurso actual pero esto ya paso),  de este modo eliminábamos un poco de negros y solucionábamos parte del déficit habitacional, pero todavía quedaban nuestros negros y a partir de ahí donde había casas y gente se construían caminos, ¿y los negros?, al costado. Como cuando hay algo en el camino que molesta lo corremos, después vemos qué hacemos. Pero la solución nunca llegó.
Cansado de esperar y como en aquellas revoluciones burguesas, ahora el negro volvió a reclamar por una igualdad de derechos. “El negro se volvió revolucionario”, quiere trabajo en blanco y reparto de ganancia, obra social, salud y educación pública. Así, el negro comenzó a molestar más que nunca. Pero todavía hay un negro que es peor, el que no trabaja y vive de los subsidios del Estado, él que comenzó a ir a los actos políticos por el choripán y la bolsa de mercadería y no por convicciones. Ese que había quedado fuera del sistema y de algún modo se lo intenta ayudar para reinsertarlos en la “sociedad”. “Pero claro esta ayuda lo único que genera es que se sigan “reproduciendo”. Y  los hijos rubios de inmigrantes europeos como van a permitir esto, sumado a que si se le da plata el negro puede mandar sus hijos a la escuela tener educación y volverse más revolucionario aún. Porque el negro seguirá teniendo sangre de negro y viviendo en la villa.
Cuando menos atención se le presta mejor, en una de esas el deseo se cumple y desaparecen, y si no es así por lo menos, que no tengan contactos con la elite, que sigan en sus villas con su gente. Pero que no venga a intoxicar a los ciudadanos “comunes”  con sus malos hábitos, su cumbia, su paco, sus zapatillas y ropa deportiva.
Es que el negro no puede pedir igualdad, porque ellos no son comunes ni iguales a nadie, porque éste negro nació para vivir y trabajar a la sombra, no puede reclamar, no puede llorar ni reír, porque el “negro de mierda ni sentimientos tiene”.
por: Matias Bouchet.

viernes, 28 de octubre de 2011

Columna de opinión: Los Pero(nista)s de la historia

Durante el día haciendo zapping por los diferentes medios de comunicación, desde radios hasta redes sociales, y al ver los diferentes homenajes y palabras que dedicaban al ex-presidente Néstor Kirchner a un año de su fallecimiento, me preguntaba ¿Qué tenía aquel hombre tan amado por unos y odiados por otros? ¿Qué era lo que generaba tanto rechazo y adhesión a la vez? Una cuestión similar se da con la actual mandataria del país, su esposa Cristina Fernández de Kirchner, quien también genera algo semejante en la sociedad, pero con una diferencia de raíz, que caracteriza a gran parte de la sociedad, me refiero al alto grado de discriminación hacia la figura femenina (machismo) que existe.

A medida que fui avanzando en este análisis me di cuenta que el odio y la adhesión no era hacia la persona en sí, sino a su historia política, a su origen y a sus ideales, al peronismo, a ese que causan los mismos sentimientos en los ciudadanos. Aquel peronismo de Eva Duarte y Juan Domingo Perón, que llevó a grandes sectores de la sociedad al punto de celebrar sus muertes, como sucedió con Kirchner. El peronismo es un movimiento que no genera sentimientos medios, o estas de un lado o estás del otro. Alguien podría decir que todos los partidos políticos y los políticos generan lo mismo, a la historia reciente me remito, a Raúl Alfonsín, con todos sus aciertos y todos sus errores nadie se atrevería a difamarlo, hay un mutuo respeto de todos los sectores sociales, como sucede con Hipólito Irigoyen, por nombrar dos referentes de la UCR.
Con Carlos Saúl Menen las controversias no fueron más que políticas, cuando ya no estaba más en el poder y después de haber dejado un Estado desbastado, las criticas siguieron siendo las mismas. Que por otro lado a cualquier persona que ejerza el poder legítimamente los cuestionamientos no deberían ser más que estos, cuestionamientos políticos. Algunos dirán que Menen era peronista con lo cual no coincido porque habría que remontarse a la historia para ver cómo fueron las políticas de Perón y así trazar un paralelismo entre ambos. Tal vez a quien si hubo un cuestionamiento un tanto más fuerte hacia su persona fue a Fernando De La Rua, claro que este caso necesitaría una columna de análisis aparte.
Sin embargo a los últimos gobiernos verdaderamente peronistas, la crítica no ha sido solamente por sus políticas de gobierno, sino que hay una descredito a la persona, desde aquel “viva el cáncer” o “la prostituta” (por ser sutil con el vocabulario) cuando se referían a Eva Duarte, hasta palabras similares hoy para Cristina Fernández, o “el muerto no está en el cajón”, al referirse a Kirchner.  Pero lo paradójico del odio al peronismo/kirchnerismo es la facilidad con la que los distintos sectores los tratan de confrontativos o crispados.
La base de toda sociedad democrática debería ser la tolerancia, pero si de uno u otro sector político existen agresiones cruzadas la cuestión comienza a corromperse. Cuando hablo de tolerancia en términos política no lo hago en un sentido ético (de si me gusta o no) ni tampoco de consenso (que sería un tema de análisis aparte), sino simplemente de discutir ideas con argumentos y no con descalificaciones. 

por: Matias Bouchet